Villa Urquiza, el barrio que renueva su arquitectura
Villa Urquiza es uno de los barrios de la Ciudad más tranquilos y con una vecindad relativamente tradicional. Allí vivieron durante décadas generaciones de vecinos que crearon una especie de camarería vecinal que los identifica.
Sin embargo en 2016 unan nueva vertiente de originarios de otros barrios comenzaron a asentarse en el lugar. Se trata de una nueva camada de vecinos, jóvenes y modernos que trajeron en sus bolsillos cambios y nuevos emprendimientos para el barrio.
Los comercios y locales de la zona innovaron nuevas tácticas de venta y el estilo comenzó a volverse dinámico y moderno. Como contrapartida a éste movimiento que se generó en la zona, comenzaron a aparecer las primeras dificultades para estacionar.
La cercanía del subte trajo comodidad, los polos gastronómicos trajeron movimiento al barrio y los nuevos vecinos contagiaron jovialidad y nuevas ideas. Sin embargo no todo es alegría y buenas nuevas para los vecinos más antiguos.
Consultados, muchos de ellos insisten en la nostalgia que les genera el antiguo barrio de Villa Urquiza. La tranquilidad, el sentimiento de desconexión con el resto de la Ciudad dentro de sus límites, la camarería vecinal de viejas generaciones, la arquitectura sencilla que caracterizaba la zona con casas pequeñas de techos bajos y veredas arboladas.
El proceso de transformación del barrio fue lento y comenzó ya hace 10 años. Sin embargo en los últimos años el proceso se aceleró y el barrio dejó de ser barrio y comenzó a sumarse a una ola de movimiento moderna que arrasó con todo lo viejo para dar paso a un nuevo Villa Urquiza.
“Antes era mucho más barrio. Ahora hay más gente, más negocios y más edificios” argumentó Antonella, una vecina de 25 años cuyos padres viven en la zona hace más de 50 años.
Calesitas en funcionamiento, plazas llenas de niño y jóvenes en bicicletas por las veredas es la nueva postal de Villa Urquiza. Carteles anunciando ofertas, personas bien vestidas y autos lujosas completan la escena.
Sobre la calle Capdevilla existía hace unos años un viejo departamento dúplex, hoy reemplazado por un edificio moderno y lotea sus últimos espacios disponibles. Los loteos se han vuelto anuncios comunes en el barrio al igual que la demolición de viejas estructuras.
El remplazo de los viejos bodegones por carteles de edificios en construcción es parte del paisaje.
En un año hubo más de 10 demoliciones por km2, según los datos aportados por el Registro de la Agencia Gubernamental de Control.
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