Teatro independiente: con un protocolo inviable para su apertura
Las salas de teatro independiente, sostienen que el protocolo implementado para la reapertura de los teatros, resulta insuficiente.
Si bien se realizó la reapertura de los teatros con absoluta anuencia del sector, desde los teatros independientes, dicen que la implementación para ellos es inviable. Por tanto, consideran que es necesario que se declare la emergencia cultural en la Ciudad de Buenos Aires.
Como es sabido, el fin de semana pasado, se reabrieron algunos teatros grandes de la Avenida Corrientes. No obstante, salas independientes, aquellas que tienen una capacidad para 40, 50 o a lo sumo 60 espectadores fueron dejadas de lado.
Sebastián Moreno, gestor del Teatro Carnero y miembro de la asociación civil Espacios Escénicos Autónomos (ESCENA), en diálogo con Página12, sostuvo que “El manejo del discurso ‘feliz’ de la vuelta al teatro es peligroso, porque nos deja solos, genera un ‘sálvese quien pueda’, y una profunda división del sector teatral”.
Y agrega que “esta apertura sin acompañamiento económico, es funcional al Gobierno de la Ciudad, al que le conviene esta situación, y así se justifica el abandono… total ya estamos abiertos, ¡ahora a trabajar!”.
Por su parte, Mariano Stolkiner, gestor de El Extranjero y miembro de la Asociación Argentina del Teatro Independiente (ARTEI), remarca que “Pensar que se puede volver a un lugar después de todo lo que pasó ya de por sí es un poco difícil. En todo caso, yo no hablaría de ‘una vuelta’, sino de -si se puede- un nuevo comienzo”.
En este sentido, Liliana Weimer, presidenta de ARTEI, manifestó a Página12 que “La medida aporta un valor simbólico en el sentido de que la actividad deja de estar clausurada. Creo que eso es un avance, pero en lo económico no modifica la situación de emergencia y endeudamiento en la que la mayoría de las salas se encuentran”.
“Con el protocolo lo que se intentó modificar fue la estigmatización que se venía haciendo respecto del teatro como si fuese una actividad más contagiosa que otra. Pero el problema de fondo no lo modifica y a medida que pasa el tiempo sólo se va a acentuar y lamentablemente se va a ir modificando para peor”, concluye Stolkiner.
Asimismo, fue consultado por esta temática, Martín Ortiz, director del Teatro El Crisol escribe en el sitio especializado El Caleidoscopio de Lucy, quien reflexionó que “se han habilitado actividades que, en su cercanía física, no difiere mucho de las requiere la actividad teatral. Diez personas pueden juntarse a jugar al fútbol pero doce, cinco o tres actores y actrices no pueden compartir un escenario.”
“En un colectivo veinticinco personas pueden viajar sentadas a una distancia mucho más próxima que aquella que separaría a estas mismas dos, en una sala de teatro. Pero esos dos pasajeros no pueden estar cerca como espectadores, ni siquiera con aforo limitado en las salas. Surge la pregunta/reclamo/exigencia: ¿Por qué ellos sí y el teatro no?”, finalizó Martín Ortiz.
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