Personaje Olvidado
La columna en esta edición está dedicada al trabajador innominado, que en los albores del siglo XX salió a la calle a luchar por sus conquistas sociales.
Desde hacía un mes se encontraban en huelga los obreros de los Talleres Metalúrgicos Pedro Vasena, cuyos depósitos estaban situados en la calle Pepirí y Santo Domingo, cerca del Riachuelo, y la planta industrial en Cochabamba y Rioja.
Esta empresa era una de las más importantes del país, la parte principal del paquete accionario estaba en manos del capital británico que se había asociado con Pedro Vasena a principio de la segunda década de este siglo. Empleaba unas dos mil quinientas personas, entre obreros y empleados. Los huelguistas exigían la reducción de la jornada de trabajo de 11 a 8 horas, aumentos escalonados de jornales, la vigencia del descanso dominical y la reposición de los delegados obreros echados por la empresa al iniciarse el conflicto.
El día 7 de enero de 1919 a las 16 horas, marchaban hacia los depósitos de la empresa, situados en las calles mencionadas, (Pepirí y Santo Domingo, Pompeya) varias chatas en busca de materias primas para la planta industrializadora. Las máquinas funcionaban con una pequeña parte de obreros no adheridos a la huelga y rompehuelgas (“crumiros”) contratados para la empresa por la Asociación del Trabajo. Las chatas, conducidas por rompehuelgas eran acompañadas por la policía.
Cuando estas se acercaron a la Avenida Alcorta y Pepirí, un grupo de obreros huelguistas acompañados de mujeres y niños, intentaros pacíficamente detener sin éxito a los “crumiros” Entonces los obreros comenzaron a tirarles piedras y maderas. En defensa de aquellos acudió la policía que custodiaba las chatas y cargó contra hombres, mujeres y niños. Varios policías dispararon sus fusiles. Dos horas después había terminado la refriega: en el suelo había cuatro obreros muertos, uno de ellos de un sablazo en la cabeza, y más de treinta heridos, algunos de los cuales fallecieron después.
El hecho indignó a los obreros metalúrgicos: la Comisión Administradora de la Sociedad de Resistencia Metalúrgica lanza la huelga general de todo el gremio. (En esos años los sindicatos se denominaban en su mayoría “sociedades de resistencia”. Los obreros marítimos, que se encontraban también en huelga, apoyan a sus compañeros metalúrgicos. La Unión Obrera Ferroviaria también se plegaba completa al paro.
La situación se le iba de las manos a las autoridades! La Asociación del Trabajo, y el grupo parapolicial de la Liga Patriótica (grupo nacionalista de choque, surgido en el Centro Naval, liderado por Manuel Carlés) comenzaron a actuar. En esos grupos convergían los liberales (asociados a capitales británicos) que habían hecho la patria a su medida, y la derecha conservadora reaccionaria, tenían el temor que la revolución bolchevique producida en 1917 se trasladara al Plata. De paso arrastraban en la limpieza un sentimiento antijudio, asociándolos forzadamente a los bolches.
Los hechos dieron lugar a la huelga general obrera más importante hasta esa fecha: Fue una huelga de gran significación política y pasó a la historia con el nombre de la SEMANA TRÁGICA. Por otra parte, había salido desde Nueva Pompeya el cortejo fúnebre que llevaba a los abatidos del día 7. A las 17 el cortejo llegó al cementerio. Mientras hablaba uno de los gremialistas, la policía y los bomberos armados, atrincherados en los murallones del cementerio, balearon a la multitud. Cundió el pánico. El presidente Yrigoyen, dispuso la intervención del ejército. El operativo policial-militar estuvo a cargo del general Luis Dellepiane, quien indignado y envalentonado declaró: “Habrá un escarmiento que se recordará durante los próximos cincuenta años”. Lamentablemente, no estaba errado…”
El día 11 se habían dado a conocer los resultados de las tratativas entre el gobierno, Vasena y el sindicato. La empresa había concedido a los obreros las siguientes mejoras: 8 horas de jornada laboral, un aumento que variaba según el salario entre el 20% y el 40%, aumento de las horas extras en un 50% y un 100% adicional para los que trabajaran los domingos.
Después de la represión por el ejército y grupos parapoliciales el presidente hace de intermediario entre los sectores enfrentados, patronal y gremios, y arriban a un acuerdo, claro, previa purga de obreros e israelitas.
El número total de víctimas durante estos días es muy difícil de establecer. Los archivos diplomáticos de los Estados Unidos, quienes dan las cifras de 1.356 muertos, y alrededor de 5.000 heridos. La Vanguardia y La Protesta hablan de 700 muertos y más de 4.000 heridos.
BIBLIOGRAFÍA: Julio Godio. “La Semana Trágica” de enero de 1919. Hyspamerica. 1985. Biblioteca Argentina de Historia y Política. www.agendadereflexion. Ilustración: Pablo De Bella.“La Semana Trágica” Edgardo J. Bilsky. Centro Editor de América Latina nº 50, año 1984 página 135.
Ricardo Lopa
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