Gerardo Romano: “El éxito de EL MARGINAL se llama Sebastián Ortega”
El actor Gerardo Romano, habló con Nuevo Ciclo acerca de la nueva temporada de El Marginal, y sobre su obra de teatro Un Judío Común y Corriente.
Periodista. _ Se estrenó El Marginal III con picos de rating. ¿Cuál es el secreto de éste éxito?
Gerardo Romano: _ Si tengo que ponerle un nombre tengo que decir Sebastián Ortega. Es el que decide, el que define. El que tiene la última palabra. También es Pablo Culell, que es su mano derecha. Sus capacidades son muchas y lo demostraron. No hay grandes secretos. Actores bien elegidos. Libro bien elegido. Una escenografía emocional viviente como es una cárcel, el mejor lugar para actuar porque tiene una carga emocional inmensa. La forma en que trabajan los directores, con mucha dedicación. Y lo que noto es que todo el mundo que trabaja tiene puesta la camiseta
P. _ ¿Cómo fueron las escenas, algunas de humor, con Ana María Picchio?
G.R. _ Filmar con Ana María es filmar con una gran amiga, gran persona, gran actriz. A mí me gusta despertarme y saber que voy a filmar con ella. Es una actriz con una mucha sensibilidad, capacidad de comprensión y amor. Es una amiga de toda la vida. Cuando en el año 1973 empecé a estudiar teatro, me hice muy amigo de la directora, una viejita divina austriaca, que fue la maestra de los grandes maestros argentino. Fui a visitarla un verano a Pinamar y me invitaron a una reunión en la que estaba Ana María Picchio con su novio, Juan Carlos Mareco. Ella ya era famosa por la película La Tregua, así que para mi estar en contacto con ella hizo que me quedara prendado, y charlamos un montón. Y al otro día Mareco no me saludó, muerto de celos… no entendió que no me la quería levantar, sino que la admiraba por su profesión. Después formamos con Ana María un grupo junto a Miguel Ángel Solá, Susu Pecoraro, Juan Leyrado.
P. _ Actualmente estás haciendo en teatro “Un Judío Común y Corriente”, contame un poco.
G.R. _ Estuve hace unas semanas en Córdoba presentando esta obra de teatro, fue un sueño presentarlo en Córdoba. Hacer un unipersonal con el sentido ético, ideológico y moral que tiene “Un Judío Común y Corriente” y actuar para 600 personas en el teatro el colonial, con un respeto, un fervor y una admiración del público emocionaba mucho. Es difícil resistir la emoción de ser recibido con una ovación en el momento de pisar el escenario. Los actores existimos en el imaginario colectivo, andá a saber cómo alimento yo ese imaginario que hace que los cordobeses paguen una entrada, superen el frío, y se entreguen al aplauso.
P. _ ¿Dónde se está presentando la obra “Un Judío Común y Corriente”?
G.R. _ Hago funciones en el Chacarearean todos los sábados. Y fui a la AMIA por quinta vez a hacerles de judío a los judíos.
P. _ Cierro esta entrevista con una frase de un amigo tuyo, Norman Briski. El te define como “un buen mozo que no se quiere jubilar”. ¿Qué hay de cierto?
G.R. _ El es más buen mozo que yo, y tampoco se quiere jubilar. Y además tiene ojos celestes.
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