LA REPUBLICA DE BOEDO
El 1 de marzo de 1938, un titular se destacaba en el periódico BOEDO:
“Asumió la presidencia de la República de Boedo el Doctor Giacobini”
En el acto estuvieron representadas la República de la Boca y Flores.
Conforme a lo anunciáramos en nuestro número anterior, el 17 de febrero, fue proclamado en forma oficial presidente de la República de Boedo, el doctor Genaro Giacobini. Algo más de 400 personas se reunieron en un gran banquete, deseosos de testimoniarle toda la simpatía con que había sido acogida su justiciera como merecida designación.
Mucho antes de la hora indicada fue dable observar gran cantidad de público en las proximidades del domicilio del flamante mandatario y frente al local en donde se efectuaría la proclamación y entrega del mando.
Un nutrido doble cordón de personas, en particular mujeres y niños, se habían ubicado desde temprano en las calles Caseros, Boedo y Rivadavia, trayecto que debería recorrer el coche presidencial, con el objeto de aplaudirle y saludarle a su paso.
Numerosos periodistas, comerciantes, vecinos y amigos se encontraban impacientes a la espera del primer mandatario, cuando por el micrófono se anunció que acababa de llegar el Exmo. Señor Presidente de la República de Flores Don Eufragio Gilardoni, acompañado de su comitiva. Pocos minutos después hacíase presente el Ministro de Aeronáutica de la República de la Boca, Don Enrique Roger.
Cuando por los parlantes convenientemente dispuestos se anunció que dentro de breves instantes llegaría el flamante Presidente de Boedo, Dr. Genaro Giacobini, la concurrencia prorrumpió en una verdadera salva de aplausos.
En tanto, el Dr. Giacobini salía de su domicilio para dirigirse al local en donde se efectuaría la ceremonia. Ocupó el mandatario, a quien acompañaban varios miembros de la Comisión de recepción y el secretario de la Presidencia Don Eduardo Hernández Mogni, un automóvil descubierto.
El vehículo, lentamente, tomó por Caseros en dirección al oeste, dobló por Boedo continuando por esa arteria hasta Rivadavia y de allí hasta el local, entre flores y vítores entusiastas que partían del público que con agrado aplaudía a su digno y novel presidente.
Eran aproximadamente las 22 horas cuando el coche que conducía al Dr. Giacobini se detuvo frente al local. Entre aplausos y felicitaciones el presidente llegó hasta la puerta de acceso, en donde le aguardaban mandatarios, invitados de honor y el Exmo. Señor Ministro de Relaciones Exteriores de la República Sr. Guillermo Semería, que desempeñaba el cargo de Jefe de Ceremonial.
Breves fueron las palabras que pronunció el Ministro de Relaciones Exteriores. Breves pero elocuentes:
Dr. Giacobini habeis sido electo por amplia mayoría Presidente Constitucional de este flamante estado, que surge a la vida con el más promisor de los augurios y el más amplio apoyo del vecindario en general. Prueba elocuente de ello es el considerable y calificado número de ciudadanos que rodean esta mesa servida en tu honor.
Como Jefe de Ceremonial voy a condecoraros con la Banda Presidencial que os ha de distinguir ante tus súbditos y ante los hombres del mundo. Quiero al hacerlo, Exmo señor Presidente, auguraros que en el desempeño de tan elevado como delicado cargo, podáis desempeñarte con el acierto con que lo hicierais en todos los actos de vuestra vida, cosechando cálidos y sinceros afectos en el campo de la amistad, y la admiración y el respeto de vuestros semejantes en el campo de la ciencia médica que abrazaráis con verdadero cariño de apóstol.
Las palabras del Canciller que fueron pronunciadas lenta y claramente, fueron aplaudidas entusiastamente por la concurrencia, en tanto se hacía entrega de la banda al Dr, Giacobini.
Ya condecorada y visiblemente emocionado, comenzó su mensaje el Dr. Giacobini. Con la elocuencia que le es característica comenzó por agradecer la distinción con que se le honraba.
He aceptado porque me considero de Boedo, porque pertenezco a Boedo, aún viviendo en Patricios, porque en Boedo he vivido las mejores horas de mi vida.
Luego agregó: No formularé. Los malos gobiernos se encargaron ya de desvirtuarlos. Es hora, pues, de hacer más y hablar menos. Yo os prometo solemnemente que ese será mi plan de acción.
Con vivas muestras de simpatía fueron recibidas las palabras del flamante mandatario.
A continuación hizo uso de la palabra el Exmo Sr. Presidente de la República de Flores. Dijo el mandatario que con agrado y aun no siendo orador, iba a hacer pública la simpatía que el estado que surgía había inspirado en el estado que él representaba. Tenemos fe en la gente de Boedo y en su novel mandatario. Han de llegar a mucho. Esos son nuestros deseos.
El Exmo Sr. Ministro de Aeronáutica de la República de la Boca Don Enrique Roger, se nos reveló, no sólo como un gran ministro sino también como un gran “diseur”.
Comenzó su discurso también manifestando no poseer dotes de orador – de puro modesto nomás – porque luego se nos despachó con un “speach” que bueno…bueno…
Hasta nos salió ofreciendo su escuadrilla aérea, para hacer un bombardeo de panecillos o bombas de crema, Dijo “nafta hay de la buena, como para volar algunas horas”.
Ambos representantes fueron muy festejados.
El primer decreto que suscribió el Dr. Giacobini fue confirmando en la cartera de Relaciones Exteriores a Don Guillermo Semería, designando para la de Radiocomunicaciones a Don Ricardo Bernotti y para la Dirección de Vialidad a Don Alberto Casabal.
Ya está constituida la República. Sabemos que las designaciones se han de hacer con todo acierto entre las figuras más caracterizadas de la zona.
Sabemos también que fines altruistas, desinteresados y honestos persiguen los gestores del flamante estado.
Sólo nos resta esperar que muy pronto los frutos de ese trabajo, de esa labor, puedan ser apreciados y aplaudidos. Tenemos fe en ello. Sabemos capaces a los hombres que están en ello y conocemos también el decidido apoyo que el vecindario de Boedo, consecuente siempre con la buenas iniciativas ha de aportarles.
Alicia Rodríguez
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