Casa tomada: la nueva tendencia artística en la Ciudad de Buenos Aires
La casa del Bicentenario abrió sus puertas a una nueva propuesta. Más de 60 creadores viven y trabajan en sus proyectos artísticos con total inspiración puertas adentro de la casa.
Si bien la invitación es netamente destinada a artistas, lo cierto es que es abierta a todo público y pueden participar de el todos los interesados.
Más de 60 artistas están instalados en la casona y viven y trabajan en sus proyectos que van desde simples confecciones de cocina familiar hasta dormitorios públicos.
Desde las afueras de la casa se vislumbra el anuncio “casa tomada”..Es que dentro se encuentran trabajando ingeniosamente los artistas convocados en sus salas.
Todo está perfectamente armonizado en la Casona de los artistas, desde una biblioteca anarco-popular, una peluquería sentimental, un jardín de invierno con césped creciendo, una cocina familiar, un taller de costura, dormitorios abiertos al público y un salón de usos múltiples donde pasa de todo: desde un “tablao” de flamenco hasta sesudas sesiones de reflexión artística, filosófica y política.
“Que la casa ha sido tomada es una ficción. Pero nos la tomamos muy seriamente. Un museo no es un mausoleo”, dice Valeria González, directora de la institución y pensadora general de esta subversión en el uso del espacio que significa Casa Tomada: los artistas no dejan objetos terminados para su contemplación, sino que se instalan a desarrollar sus procesos creativos. “Acá somos todos ricos porque tenemos tiempo y estamos gozando de lo que hacemos”, desafía González. Se reconoce a sí misma “curadora clandestina”: es quien invita a ocupar.
Un propuesta sin ninguna duda renovada dentro del ámbito artístico cuya invitación se extiende también a los visitantes que tienen la opción de quedarse a descansar, aprender música o pintura, cambiarse el peinado o ver una película.
Si bien la práctica de esta actividad no fue muy difundida por la prensa, al no tratarse de una muestra sino más bien de un evento donde se busco que todo se a lo más natural posible para los artistas. Un evento que bien podría definirse como algo entre casa, una creación libre y sin presiones para dar como resultado una muestra netamente artística, natural y austera.
“Al irse los empleados volvieron las personas, y tuvieron que hacerse preguntas dignas de artistas, diría Deleuze”, sugiere González. “La energía es contagiosa. Casa Tomada es una ficción que transforma lo real. Y esto no va a quedar acá”, anticipa. Los guardias de sala no cuidan, sino que alientan a participar, sacan fotos y comparten los mates. El departamento de producción es ahora una oficina de publicaciones que reparte fotocopias de lecturas para reflexionar respecto al arte ,el contexto y la creatividad sin límites.
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