Han pasado casi 64 años desde que se inaugurara el negocio. Exactamente en el año 1950 abrió sus puertas atendido por Don Fortunato, al que todos llamaban “Gradilone”. Si bien él era la cara más visible, no estaba solo sino que lo acompañaban sus dos hermanos Vicente y Salvador en la atención al público.
Don Gradilone intervino en la Asociación Amigos del Barrio de Boedo, Crédito Boedo y realizó muchas tareas de colaboración y solidaridad con el barrio. No se conoce demasiado, pero conversando esta tarde con su sobrino político Carlos Rubén Belén
nos comentaba que Don Gradilone, en la década del ´60 se encargó personalmente de comprar árboles “tilos”, en la localidad de San Pedro , algunos de los cuales se conservan aún hoy sobre la avenida Boedo, como un sello por la dedicación y preocupación de este comerciante por embellecer su barrio.
Don Fortunato nos abandona un 22 de septiembre de 2003, pero en el negocio se continuó con la venta de artículos de ropa interior masculina, como así también la exhibición en sus vidrieras de camisas, remeras, pantalones y chalecos. Se podría decir que su estructura interna se mantuvo intacta: un alargado pasillo con anaqueles a ambos lados del mismo mostrando la mercadería para caballeros.
Hoy, su sobrino Carlos, que está desde el año 1977 ayudando a sus tíos en la atención al público, pareciera seguir la tradición familiar, ya que con su trato amable y cordial nos recuerda a aquellos tres hermanos que supieron hacer tan placenteras las tardes en el negocio.
María Inés Fernández
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