Carmelo Volpe
La nota sobre José González Castillo fue redactada en 1942 por el escritor, poeta, dramaturgo Carmelo Volpe, quien nació en Buenos Aires el 5 de julio de 1909 y falleció el 18 de marzo de 1967.
Autor de las letras de conocidas piezas musicales como “A una mujer” vals con música de Horacio Salgán; “Cortada de San Ignacio” milonga con música de Horacio Salgán;”Moreno de los morenos” con música de Enrique Maciel , entre muchas otras.
En 1940 fue premiado por Radio Belgrano por su obra “El intruso” que fue representada en el Teatro Moderno de esta capital por la compañía de Iris Marga bajo la dirección de Alberto Ballerini.
En diciembre de 1942 escribió para el diario “Boedo” su poema “Canto a Boedo” que transcribimos
CANTO A BOEDO
Boedo está hoy de fiesta.
Se han juntado las almas
la poesía toda florece en las palabras.
el prosaísmo ceja y el verso se adelanta….
Cada mirada tiene una expresión más cálida.
Hay en cada sonrisa una curva más amplia…
Boedo, que dio a las artes, pensamientos preclaros
nos une en esta fiesta para que se le cante.
Yo, un modesto hijo, a hacerlo me adelanto
porque le debo todo lo que poseo y valgo…
No me impulsa el orgullo de decirle: “¡Te canto!”,
Ni tampoco el aplauso que pudiera arrancarle…
Hoy me impulsa el anhelo de elevarla más alto,
en el lírico vuelo del recuerdo y del canto.
Que perdone a este hijo si al hacerlo se exalta.
¡La intención, siendo buena, no involucra una falta…!
¡Neolux en los frentes de todos los negocios!
¡Neolux en las almas!… Boedo está remozada!
Lo dicen las muchachas que por sus calles pasan…
Lo dicen los piropos de tanto bullangueros
que esperan los domingos para salir de farra…
Boedo está engalanada ¡Está mucho más linda!
-¡Se ha lavado la cara!
Fisonomía propia la de este barrio lindo
en el que yo jugara
y en donde, ¡Tantas veces!,
-Noctámbulo bohemio-¡le cantara!
Compadrito hace tiempo-¡para que recordarlo!-
Comprendió que su “fuerza” no estribaba en sus “guapos”,
si no, que palpitaba allí en su alma!….
Y se vistió de lujo, y se lavó la cara,
y se dijo resuelta: “¡He de subir más alto!”…
Y año tras año vimos, con alegría inmensa,
con luces en el alma, cómo sus casas bajas,
sus casitas pequeñas, sus casitas rosadas,
estiraban sus piernas y se hacían más altas.
Tal vez hemos sentido, – ¿por qué no confesarlo?-
Esa tristeza rara, que se siente ante el hijo que se ve venir grande…
¡Neolux en los frentes de todos los negocios!
¡Neolux en las almas!…
Boedo:
fuiste cuna de artistas
y acogedora madre de todos los sedientos
que a tu fuente llegaron…
El que te aró en el alma ¡No aró jamás en vano!…
Y no sé de ninguna, que no encontró su agua!…
Tus hijos escribieron inmemorables páginas
que elevaron sus nombres ¡Hasta el tope más alto!
Tal, ¡González Castillo! Y tal , ¡Florencio Sánchez!
Diego Fernández Espiro se paseó por tus calles.
Y Villaespesa mismo –el dolorido amante-,
vivió gratos momentos en tu calor de madre…
Riganelli en sus bronces, nos dio toda su alma.
Y Evaristo Carriego, el de la palabra fácil,
el que cantó al suburbio con su expresión más cálida,
se escapó de su barrio, para verte de cerca
y sondearte el alma…
-Cada uno su parte, sembró cuando pasaba-
¡Hoy recogen los hijos la herencia de esos padres!…
Boedo:
perdona si no acierto en mi emoción cantarte,
si sólo digo alguna trivial palabra vana…
Otro vendrá, más claro en pensamiento, a darte
el fruto de una siembra que en mí no fue más amplia.
No me impulsa el orgullo,-que bien puede impulsarme-,
ni siquiera la idea de un efímero aplauso…
El cantarte en si lleva, el orgullo más alto:
el que arranca del hijo al cantarle a la madre!…
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