Por MM
El 2016 fue un año complejo para el populoso barrio de Boedo en materia de seguridad y movimiento policial. La tranquilidad del barrio y su aparente ambiente clásico tanguero se vio amenazada por la seguidilla de hechos delictivos que pusieron en peligro la seguridad de lo vecinos.
Luego de un masivo movimiento vecinal que implicó incluso la renovación de la cúpula de seguridad de la comuna 5, con la colaboración de la organización La Alameda, se presentan una nueva problemática de inseguridad para el barrio: las reiteradas presencias de talleres clandestinos en la zona.
Si bien esta problemática no era típica del barrio hasta hace unos años, lo cierto es que desde julio de 2016 los vecinos comenzaron a notar la frecuente visita de personas ajenas a la zona lo que encendió la curiosidad de los vecinos.
Fue el Diputado Nacional por el PRO, Marcelo Sorgente quien encabezó una campaña a través de las redes sociales para que los vecinos pusieran denunciar las irregularidades.
Según Sorgente dentro de las 136 denuncias se encontraban las del barrio de Boedo, cuyos aportes de los vecinos fue crucial para comenzar con los allanamientos.
“Gracias a la información que aportamos, la Agencia Gubernamental de Control clausuró los talleres clandestino en el barrio de Boedo y otro establecimiento más por serias irregularidades. Luego de que el 18 de enero presentáramos las primeras 136 denuncias al Ministro de Ambiente y Espacio Público, Eduardo Macchiavelli, y al titular de la Agencia Gubernamental de Control, Ricardo Pedace, comenzaron los primeros allanamientos. Es importante que sigamos trabajando juntos, ustedes y nosotros en este camino”, sentencio haciendo extensiva la invitación a sumase a esta forma de denuncia practica y rápida.
La tranquilidad del barrio y el escaso movimiento de algunas calles internas dentro de sus límites la convirtieron en unos pocos meses en el lugar ideal para desarrollar una especie de negocio oculto: los talleres clandestinos.
Se estima que el 90% de los trabajadores de éste tipo de talleres son de procedencia extranjera, más precisamente paraguayos, bolivianos o peruanos con problemas de documentación que no les permítela inserción al sistema laboral argentino.
Los talleres clandestinos tienen sitios específicos donde se desarrollan con total impunidad. Flores, Parque Chacabuco y Balvanera. Los controles se han puestos más severos en estas zonas por lo que buscaron nuevos espacios de desarrollo.
El peligro de estas radica en el uso de material sumamente inflamable y que pone en peligro no solo al espacio y a las personas que trabajan de manera clandestina en el lugar sino también a los vecinos de la zona en la cual se encuentran.
Según manifestó Sorgente el drama no es solamente el trabajo esclavo sino las pésimas condiciones en las que se encuentran dichos lugares.
El 26 de enero pasado fueron clausurados dos de los talleres clandestinos en el barrio de Boedo. Uno de ellos ni siquiera contaba con la habitación municipal mientras que el otro no poseía los elementos básicos de seguridad que como normativa todos los lugares deben poseer.
El problema principal radica en que las personas que trabajan en dichos talleres en pésimas condiciones de trabajo no se animan a denunciar la situación por miedo a perder el sustento económico. Sin embargo al ser consultado Sorgente por esto respondió que está trabajando en colaboración con el Director Nacional de Migraciones, Horacio García, para poder solucionar esta problemática que pone en peligro la vida de muchas personas.
El funcionario también manifestó que se seguirán realizando los consecuentes controles en el barrio para asegurar que tranquilidad de vecinos.
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