BOEDO… Un barrio con historia… arte y algo más.
Claro que el Boedo no es ya aquel que pintaran las letras del tango en las primeras décadas del siglo XX, comenzando con el creado en 1928 por Julio de Caro, el Boedo que aún mantiene su lugar de privilegio entre las grandes obras de la tanguística, que tuviera continuación en páginas inolvidables en la historia de la canción ciudadana que llevan los nombres -entre tantos otros- de José y Cátulo González Castillo, Homero Manzi, Julián Centella, César Tiempo, Sebastián Piana…
Tampoco es el Parnaso de las artes plásticas, que se iniciara en 1903 con la figura hoy casi olvidada de Orestes Asali, el primero que le dio a esta barriada de hoy un Gran Premio de Honor del Salón de Artes Plásticas, distinción obtenida a lo largo del tiempo por los grandes Maestros escultores Emilio Andina, Antonio Sassone, Agustín Riganelli, Sepuccio Tidone, Francisco Reyes, todos ellos caminantes de esta populosa barriada que, cuando aún no había aún tomado forma oficial la división territorial de los antiguos barrios capitalinos, contenía en su espíritu a los habitantes que poblaban aquel suburbio capitalino que entonces se erigía hasta mucho más allá de las fronteras creadas en 1968 por la Ordenanza 23.698, favorecido por la calle Boedo que se había convertido, de a poco, en el centro de las actividades comerciales, educativas y artísticas.
Sus empedrados de entonces conocieron el tránsito del primer tranvía eléctrico que circuló por la ciudad, inaugurado el 4 de diciembre de 1897. Fue la época (1898, 1901) que se abren las dos primeras escuelas de educación primaria de carácter oficial, que llegan para cubrir las necesidades de los hogares de obreros y empleados que, cada vez en mayor número, iban asentándose en la zona. En 1902 se abre en Boedo 943 (investigación de la Prof. Margarita Pierini-Univ. Nacional de Quilmes) el segundo de los Colegios Ganduglia, un establecimiento educativo asentado sobre un terreno de 900m2, con cancha de pelota, para alumnos pupilos y medio pupilos.
En este orden, Boedo tiene la segunda Universidad Popular de la Ciudad. (la primera había sido creada por Tomas Le Bretón en junio de 1917 en La Boca). En este caso fueron José Gonzáles Castillo y César Garrigós quienes dieron a luz la Universidad Popular de Boedo que durante más de 20 años sembró cultura en las clases menos favorecidas de la población. Pocos años antes, en 1922 Antonio Zamora había creado la Editorial Claridad, que por más de 25 años iluminó en pensamiento americano. Su local de Boedo 837 fue el amagatorio, en palabras de César Tiempo, del Grupo de Boedo
También con el Siglo XX llegó el tiempo del fútbol. Transcurría 1907 cuando un grupo de jóvenes corría tras una pelota por la calle México y Treinta y Tres, donde conformaban un equipo que denominaban Los Forzosos de Almagro. La historia es suficientemente conocida. El 1º de abril de 1908 nacía bajo la tutela del RP Lorenzo Massa, en el Oratorio San Antonio, el club San Lorenzo de Almagro. Desde aquel momento vestiría la casaca azul-grana que son los colores del manto de la Virgen María Auxiliadora. San Lorenzo de Almagro, ya en el mítico Gasómetro, se convierte en uno de los factores incidentes del desarrollo social y cultural del Barrio.
Y si faltaba un capítulo en la historia de Boedo, cuando todavía la zona no tenía iglesias, en una de sus humildes viviendas de la época, en la calle Treinta y Tres (hoy Treinta y Tres Orientales) nacía el 31 de marzo de 1910 Héctor Antonio Valdivielso Sáez, segundo hijo de un matrimonio inmigrante, llegado pocos años antes desde un pequeño villorrio español de nombre Bivriesca, (donde mucho antes naciera Juan de Ayolas). Esta familia, debido al prematuro fallecimiento de una hija vuelve a su pueblo natal, donde Héctor Antonio inicia sus estudios en el Colegio de los Hermanos de La Salle. Finalizado sus estudios y ya consagrado es destinado a un pueblito de Asturias, en la Cuenca de Turón, donde lo encuentra en 1934, un alzamiento revolucionario del Partido Comunista que intentan crear una Comuna. Durante los 15 días que dura la rebelión, los revolucionarios toman prisioneros a los ocho maestros lasallanos que, junto con autoridades locales, son asesinados junto a las fosas previamente cavadas en el cementerio local. Era el 8 de noviembre de ese año.
El 21 de noviembre 1999 los mártires fueron canonizados en Roma, siendo San Héctor el primer santo de nacionalidad argentina que se incorpora al santoral cristiano.
Un capítulo importante en esta somera reseña sobre la historia del barrio de Boedo lo constituye el movimiento que a partir de la segunda década del siglo anterior se da alrededor de los cafés, peñas, cines y teatros, en un periodo que se extendió por más de cuarenta años cuando conformaron el circuito de esparcimiento no solo de los pobladores de lo que sería el barrio de Boedo sino de todo el sector sur de la ciudad. La mayor parte de los cafés de la época ofrecían también espectáculos musicales y muchos de ellos tenían su sala de billar. En 1917 se abría el Dante, famoso luego por haber sido el lugar de encuentro de la grey sanlorencista. También como en El Japonés, donde se reunía la parcialidad del C.A.Huracán, grupos intelectuales se integraban en reconocidas peñas. El Aeroplano, en San Juan y Boedo se asomaba al panorama de los cafés de Boedo en la década del 20. Sucesivamente Nipón, Canadian y Homero Manzi, mudó parte de su fisonomía para convertirse en el elegante Café Notable Esquina Homero Manzi. La confitería Munich, el café Biarritz en cuya terraza en 1932 González Castillo ¡cuándo no! fundó en 1932 la mítica Peña Pacha Camac. El café El Carpintero, por el apellido de su dueño, de San Juan y Loria, lugar de reunión de Manzi, Piana, los Sureda, Cátulo Castilo, Julián Centeya, músicos y poetas que dieron brillo a los años 40. El famoso Trianon, de Boedo y Pje. San Ignacio. Los teatros América y Boedo., los cines Los Andes, Nilo, Mitre, El Plata, Cuyo, Moderno, conformaron un circuito de esparcimiento y actividad cultural inigualable en otros barrios de la ciudad.
Cuando la historia se hace presente y el presente empieza a conformar la historia, el Boedo de hoy intenta recuperar el brillo de aquellos años. dos Cafés Notables, Margot y Esquina Homero Manzi, varios centros de actividad tanguera, el Museo Monte de Piedad del Banco Ciudad, donde funcionó la Peña Pacha Camac, el Club de teatro Boedo XXI, la Biblioteca Migue Cané, Decana de las bibliotecas públicas, donde trabajó por muchos años Jorge Luis Borges, las Biblioteca Mariano Boedo y Lubrano Zas, ésta última de la Junta de Estudios Históricos del Barrio de Boedo (JEHBB), la muestra permanente de pinturas en el café Esquina Sur, en el café Trianón y en otros cafés del barrio, el pequeño museo Homero Manzi , en el café que lleva el nombre del autor de Sur, las cerámicas de Alfredo Guido y Primaldo Mónaco, en la estación del subterráneo Boedo de la línea “E”, declaradas Patrimonio Nacional, invitan a un paseo en el cual, además, podrán guiarse a través de las más de 45 placas fileteadas por el Maestro Luis Zorz que la JEHBB ha emplazado en el frente de todo aquel edificio cuyas paredes atesoran alguna parte de la rica historia socio-cultural del único barrio al que le dio su nombre su calle principal. Descubrirá además las “Esquinas” Alvaro Yunque, Elías Castelnuovo, José González Castillo, Homero Manzi, Leónidas Barletta, Domingo Cura, Hugo Díaz, Francisco Reyes y la “Esquina de los Baleares” todas ellas bautizadas por la JEHBB como recuerdo y homenaje a tales personalidades.
Mención especial merece el “Paseo de las esculturas de Boedo”, un museo “a cielo abierto”, único en un barrio de la ciudad de Buenos Aires. Proyecto llevado a la práctica por la Junta de Estudios Históricos del Barrio de Boedo, aprobado por la Ley 494/2000 de la Legislatura de la CABA, que autoriza el emplazamiento de 24 obras escultóricas en las aceras de la Av. Boedo, entre las intersecciones con Av. San Juan y Av. Independencia. Este emprendimiento posibilitado por el desprendimiento de los artistas escultores e instituciones que donaron sus obras (que hoy son parte del Patrimonio de la Ciudad y se hallan catalogadas por la Dirección de Monumentos y Obras de Arte) ) fue inaugurado en 2005 y a partir de allí en sucesivas etapas, se fueron descubriendo obras de los laureados artistas escultores Francisco Reyes, Alberto Balietti, Antonio Oriana, Arturo Álvarez Lomba, Leo Vinci, Oscar de Bueno, Julia Farjat, Elisa Dejistani, Oscar Stáffora y , Julián Agosta, hallándose próximas a emplazar esculturas de Marina Dogliotti, Javier Fontenla, Enrique Azcárate y Mónica Chames, a los que se agregan aquellas inauguradas con anterioridad, “Madre” de Francisco Reyes y un busto de José González Castillo, obra de Vicente Roselli.
Y así finaliza la recorrida por Boedo, un barrio con historias…arte y algo más.
Aníbal Lomba
Historiador, ex Pte de la JEHBB de la que fue fundador.
Ex Pte.de la Junta Central de Estudios Históricos de la Ciudad de Bs. Aires
(1718)