INICIO BOEDO Anécdotas boedenses durante la presentación de un libro sobre el genocidio armenio
Anécdotas boedenses durante la presentación de un libro sobre el genocidio armenio

Anécdotas boedenses durante la presentación de un libro sobre el genocidio armenio

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En la feria del libro de Palermo se presentó el libro El genocidio silenciado, del investigador Súlim Granovsky, sobre el genocidio armenio. Uno de los oradores habló sobre el barrio de Boedo, donde han residido históricamente armenios y descendientes de armenios.

León Arslanian, Daniel Rafecas y Khatchik DerGhougassian fueron tres de los presentadores de la investigación El genocidio silenciado, presentada el domingo 11 de mayo en una de las últimas fechas de la Feria de Libro de la Rural, en el barrio de Palermo.

“Tengo 90 años, hoy fue un día muy feliz y pienso seguir disfrutando días como éstos”, dijo en la tarde de ayer Súlim Granovsky, cuyo hijo Martín es un reconocido periodista de medios gráficos, como Página 12, entre otros.

Jorge Gurbanov, de Ediciones Continente y de Peña Lillo, explicó que editó el libro porque “la editorial es nacional y popular y rescata la memoria histórica para que no quede silenciada la historia de los vencidos”, relevó una crónica del mencionado diario.

Por su apare, el juez Carlos Rozanski, que condenó al represor Miguel Etchecolatz, fue quien habló del barrio de Boedo y y en especial un hecho de su niñez para retratar la situación de los armenios en argentina y de cómo vivieron la tarea de pedir justicia por casi cien años.

“En Boedo la comunidad armenia era importante. Un día, hace 55 años, un chico de siete años vio por primera vez la foto que los armenios pegaban en las paredes en cada aniversario del genocidio”, evocó ante los asistentes en la feria de Palermo.

“Mi padre me explicó.” Del libro leyó la frase de un visir turco: “Para liquidar la cuestión armenia hay que liquidar a los armenios”. Agregó que además “el visir invocó la guerra santa, porque las matanzas siempre se hacen en nombre de algo, aunque el único designio es la maldad como forma de proteger intereses y la voluntad de silenciar para siempre al otro””, contó sobre su infancia.

Para Rozanski “la matanza es una etapa, pero la huella cultural que deja es profunda”. Frente a esa situación, la alternativa es “grito, reconocimiento y memoria”, porque “un fenómeno que se olvida va a repetirse”.

Sobre el final el autor Granovsky a los panelistas y destacó sus exposiciones. Contó cómo se había impresionado al enterarse de que “cubrieron los caminos de horcas, y mientras tanto destruyeron bibliotecas, museos, centros históricos y decretaron la conversión forzada de los sobrevivientes al Islam”.

También le dijo a Arslanian que asistió a audiencias del Juicio a las Juntas y lloró “desconsoladamente”. Evocó que Paulina, su madre, “debe haber sido una observadora muy sensible porque nos relataba la solidaridad de los armenios y también cómo veía por su ventana cómo caminaban encadenados los presos del zarismo”. Tal vez –dijo– “con esa sensibilidad nos empujó a la militancia”.

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