SI! patrio
San Miguel de Tucumán
entonces ciudad pequeña
de cinco mil habitantes
que apenas si la aquerencian.
Bordeada por el Salí
río de aguas muy claras,
y el cerro del Aconquija
que muestra su cumbre blanca.
Arboledas y cultivos
le dan forma ciudadana,
los patios todos floridos
cubren las pocas manzanas.
Casas grandes, coloniales
por allí predominaban,
Gobierno, Cabildo, Iglesia
frente a la plaza se alzaban.
De su casa dio dos piezas
Doña Bazán de Laguna
Que tirando aquel tabique
la ampliaron, haciendo una.
Vecinos y sacerdotes
prestaron unos escaños,
que era así como llamaban
a los bancos con respaldo.
Así quedó preparado
en casa de los Bazán,
el albergue de la patria.
Oh! Glorioso Tucumán.
Los diputados viajaron
en mulas y hasta en galeras,
días y noches marcharon
entre agua y polvareda.
La Posta los vio llegar
tomaban sencilla cena
y en los colchones de chala
reponían nuevas fuerzas.
Hasta casi un mes de viaje
de Buenos Aires tardaban,
cuanta fe, cuanto coraje
a esos hombres animaba.
La sala los vio reunidos
y en sesión deliberaban,
discusiones y proyectos,
discursos, voces, palabras.
El pueblo colmaba el patio
mientras Laprida clamaba
y dirigiéndose a Paso
le pidió que preguntara:
“Queréis que las Provincias de la Unión
fuesen libres e independientes
conformando una Nación
que de nadie dependiese”
¡Si! Contestaron todos
entre gritos de entusiasmo,
y en el acta redactada
los diputados firmaron.
El pueblo rompió en aplausos
ya era libre y soberano,
y en apretados abrazos
conmovieron el ¡Si! Patrio.
CARLOS KAPUSTA
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