Arte y expresión tras los muros del Borda
En esta oportunidad, decidimos acercarles a los lectores una iniciativa cuya actividad data desde hace ya muchos años y que carece, tal vez, del alcance público que debería.
Hablamos del Frente de Artistas del Borda, organización que desempeña un rol fundamental en la vida de pacientes tanto internos como externos del Hospital Psicoasistencial Interdisciplinario T. Borda, de la Capital Federal. Se autodefine como una organización independiente, en especial de la institución hospitalaria, y sostiene de hecho, un punto de vista crítico sobre los métodos manicomiales implementados comúnmente para la asistencia de aquellas personas con padecimientos mentales.
Desde 1984, el Frente de Artistas busca trascender las barreras del hospital mediante la producción de arte, combatiendo principalmente, la situación de encierro y olvido que viven allí los pacientes. Bajo la dirección de Alberto Sava, su fundador, conforma una herramienta de lucha hacia afuera, generadora de espacios de libertad y expresión. Si bien este taller tiene una coordinación psicológica y artística, esta última es la pieza más importante. Allí se trabaja de forma conjunta, con el objetivo de generar verdaderos caminos hacia su propia autonomía y acompañándolos, a su vez, en la búsqueda de herramientas para volver a insertarse en una sociedad que los hizo a un lado. Mediante el arte en todas sus representaciones, se busca romper con el imaginario colectivo, establecido a lo largo de la historia, sobre lo que es la locura, lo diagnósticos y las identidades prefijadas, que únicamente determinan hasta dónde las personas pueden llegar y hasta dónde no.
Este proyecto se encuentra arraigado a una iniciativa aún mayor, que fue y sigue siendo en la actualidad, fuente de debate para muchos intelectuales a nivel global, cuyos primeros indicios datan de la Europa post Segunda Guerra Mundial. Los seguidores de la corriente metodológica de la “desmanicomialización”, conciben una alternativa terapéutica al modelo médico tradicional que, lejos de expulsar al enfermo de la sociedad y recluirlo en un hospital, trabaje cuestiones relacionadas a la labor asistencial, que en su conjunto, colaboren para que el “alta” del paciente no sea algo utópico. Las propuestas apuntan por ejemplo, a la recomposición de vínculos familiares, la inserción laboral, a garantizar la vivienda propia, para que su destino final no sea la calle, o en su defecto, hogares de tránsito.
Sobre la base de estas premisas, en el año 2010, el Congreso Argentino sancionó la Ley Nacional de Salud Mental, reconocida a nivel internacional por la Organización Panamericana de la Salud, de quien recibió además, su asesoramiento. Es una herramienta fundamental no sólo a nivel salud, sino también en materia de Derechos Humanos, y constituye todo un logro ver impulsadas este tipo de políticas públicas. En su primer artículo establece el objetivo de “asegurar el derecho a la protección de la salud mental de todas las personas, y el pleno goce de los derechos humanos de aquellas con padecimiento mental que se encuentran en el territorio nacional”. Otro de los puntos centrales a destacar de la ley, es la prohibición de crear nuevos manicomios, y que en su lugar, se adapten los actuales hasta que sean sustituidos definitivamente por dispositivos de inclusión social, donde las internaciones sean breves, en hospitales generales, con un trabajo interdisciplinario en centros barriales y cooperativas de trabajo. También se prevé, como nombramos antes, casas de convivencia y centros de día de forma tal que la persona continúe moviéndose en su entorno cercano y familiar.
El Frete de Artistas del Borda, es una expresión más de esta tendencia. Trabaja a diario con talleres de expresión ya sea de música, pintura, periodismo y radio, entre otros, que se conjuga con una participación mediante blogs en Internet, que no sólo dan lugar a la publicación de las producciones, sino que también configura un canal de difusión de su lucha y vivencia. Los talleres son doce y funcionan de lunes a lunes, con un principio fundamental que es trabajar desde la lógica artística, no la terapéutica. Es decir, dentro de los talleres no se reproduce el vínculo psicólogo-paciente desde el enfoque que se conoce como “arte terapia”, como forma de llegar a una cura. Se apuesta por el contrario, a dignificar a las personas, a incluirlas, a mejorar su calidad de vida que en un marco de aislamiento no es posible.
Es de suma importancia para la integridad de cualquier persona, y por su puesto, de cualquier sociedad, que se hagan valer sus derechos. Un padecimiento mental, no siempre es orgánico, existen un conjunto de factores sociales, económicos y culturales que nos condicionan como sujetos. Con esta iniciativa que se toma desde el Frente de Artistas, podemos empezar a cuestionar nuestros preconceptos y ver que hay mucho más detrás de lo que cada persona muestra: hay talento, creatividad y ganas de superarse. Como sociedad nos toca nuestra parte. Tenemos que repensar desde qué punto de vista miramos al otro, pero por sobre todas las cosas, debemos aprender a aceptarlo y a convivir con él.
María Victoria Varlea
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