El Colectivo: un invento porteño que cumple 91 años
Un 24 de septiembre pero de 1928 se creó el colectivo.
Nació a partir de la inquietud de 7 choferes de taxis, que deseaban tener más pasajeros por viaje.
Los taxistas creadores del colectivo fueron: Pedro Etchegaray, Felipe Quintana, Manuel Pazos, Lorenzo Porte, Antonio González, José García Gálvez (español naturalizado chofer de Jorge Newbery) y Rogelio Fernández, quien posteriormente se convertiría en Corredor de Turismo Carretera.
En una primera fase, el colectivo era un Ford T, donde podían llevar más de un pasajero, y lo bautizaron “auto-colectivo”.
Finalmente, un 24 de septiembre se animaron, corriendo el riesgo de que pudieran multarlos, y con eso secuestrarles el vehículo, se animaron a dar el primer paso.
En primer lugar, tuvieron la picardía de tapar la bandera del taxi, y por arriba le escribieron con una tiza; “Primera Junta – Lacarra – pasando por Plaza Flores”.
La idea era respetar siempre el horario, y el valor del viaje era, según el recorrido que el pasajero hiciera, de 10 o 20 centavos.
Inmediatamente los periódicos anunciaban la noticia. Por eso, el 26 de septiembre, dos días después que el primer colectivo circulara por las calles porteñas, dio la primicia: “los coches inician el recorrido a las 7 de la mañana, con intervalos de cuatro minutos, cargando solo cuatro pasajeros y uno más del lado del conductor. Este inusitado recurso de transporte económico, el taxiómnibus inaugurado ayer hoy se ampliará con otra línea”.
Según el Presidente del Museo del Colectivo Antiguo, Juan Carlos González, “los auto-colectivos de esa primera línea llegaron a ser 40, y el mismo taxista era el que elegía el número de línea”.
Ya el 12 de octubre, aparecería la segunda línea que iba desde Av. Nazca y Av. Rivadavia (barrio de Flores), hasta la Plaza de Mayo. Esa era la línea 8. Lamentablemente no pudieron finalizar el recorrido, ya que ese mismo día asumía su 2º Mandato el Presidente Hipólito Irigoyen, y la zona de la Plaza de Mayo estaba llena de gente.
Otro escollo con el que se encontraron fue el tema de la mujer. A ellas no les gustaba mucho la idea de subirse a ese tipo de vehículos. Por lo que decidieron realizar alguna maniobra de marketing, para sumarlas a los colectivos. Con ese objetivo fue que “contrataron a mujeres pasajeras”, maniobra que surtió efecto. De hecho, más adelante, se realizaron colectivos exclusivos para mujeres.
Por su parte, el boleto se implementó definitivamente en 1942.
González relató que “El 3 de enero de ese año, en las líneas 212 y 263, los llamados choferes-guardas comenzaron a encargarse de cortar y cobrar boletos. En esta nueva función, los colectiveros permanecían en la parada hasta terminar la operación de entrega de boletos, y recién entonces arrancaban. El pasajero recibía el boleto al ascender, y cuando bajaba debía pagar y devolverlo. Este boleto usado iba a parar a una urna de vidrio ubicada junto a la boletera, más adelante fue reemplazada por una bolsa. Llegado el coche al control, la bolsa se vaciaba en una lata, una suerte de fosa común de todos los boletos del día. Aunque en la década de 1960 la devolución del boleto al descender cayó en desuso, durante muchos años la frase ‘devuélvase al descender’ continuó apareciendo al dorso.“
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