Sobre las ideologías y el Indio Solari
En mi época de estudiante había un texto de Vovelle que se llamaba “Ideologías y mentalidades”. Las ideologías llevaban a la guerra. Era posible vivir en paz, aceptar el modo de pensar del otro y aun así estar en democracia. Eso fue lo bueno de la posmodernidad y “la muerte de las ideologías. Cerrar la época sangrienta donde era bueno morir (y matar) por un ideal. La oposición no era entre izquierda y derecha sino entre fundamentalistas y demócratas. Y habían ganado los demócratas. Ese fue el cambio que selló la era de los 90 y de los 2000, de la corrección política (que entonces fue bienvenida porque era sinónimo de aceptación del otro) y por ende, de la caída de muros y el respeto por nuevas nacionalidades. Algo así como lo que pasó en el Romanticismo, cuando Italia y Alemania se unificaron y al mismo tiempo aparecieron nuevas nacionalidades en el seno del Imperio Austrohúngaro.
Ahora parece que es otra vez época de muros y de ideologías. Unos son la materialización de otras. No importa si de izquierda o de derecha, los muros no me gustan. Y discrepo con los periodistas que dicen que la cantidad de voces que se alzan a favor o en contra Solari en cuanto a la organización de lo que sea que fue Olavarría (recital, misa, acto político?) sean porque les gusta o no como piensa. Es porque están de un lado o del otro de la posmodernidad. Misas, militantes… me recuerda a religión y ejércitos. No es casual. El futuro prometía laico y pacífico. Las misas no son laicas y la palabra “militante” proviene de “milites” que en latín quiere decir soldado. Más allá de que me guste o no el contenido de lo que piense Solari, lo que no me gusta es la forma. Como no me gusta la forma de los políticos que medran a costa de imponer la dicotomía “nosotros-ellos” , más allá de la verdad que crean encarnar. Es fácil apelar a la división y al emoción. Pero la instalación de formas religioso-militares me parece una vuelta conservadora y no progresista, más allá del contenido de lo que se quiera ritualizar o evangelizar, o imponer a la fuerza. Hacer política no es luchar por ideologías. No confundir: Peligro de vuelta atrás.
Marcela Lomba
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