Es politólogo graduado en la Universidad de Buenos Aires y docente en la misma casa de estudios. Fue ganador del Certamen Homero Expósito 2016 en el rubro intérprete masculino, organizado por la Academia Nacional del Tango y, en consecuencia, participó de la grabación de Cuidado! Tango fresco!, disco que se editará el año próximo. “Canturreando” tango, como él dice, derriba una idea que nos creímos un poco, producto, tal vez, de cierto clima de época: que el tango es música de las generaciones adultas.
Lo cierto es que este talentoso cantante de veintiséis años, nos enseña sobre el compromiso de conocer y aprender, cada día un poco más, de esas pasiones que nos movilizan. En su caso, ni más ni menos que el tango, patrimonio histórico-cultural de nuestro país. Martín Prestía cuenta sobre su carrera como músico, sus próximos proyectos y aquellos aspectos y perspectivas que han sido fuente de inspiración, no sólo para construir el artista que es hoy, sino para seguir reinventando un género de grandísimo aporte a la memoria cultural de los argentinos.
NC: ¿Cómo fue tu acercamiento al tango?
Escucho y canturreo desde los tres o cuatro años, en mi casa se escuchó mucho. En el piso de abajo de mi casa, vivía un vecino que era letrista de tango, Santiago Correa, conocido más que nada en Centroamérica, donde tiene varios éxitos. Ya de adolescente, me dijo “tenés mucho material, pero tenés que estudiar”. Así, me contactó con Ricardo Martínez, un pianista, y con Oscar del Río, quien fue mi profesor de canto hasta que falleció hace cuatro meses. A él le debo muchísimo, no sólo en lo que respecta a mi formación como cantor, sino también haberme hecho crecer mucho como persona. Fue un tipo maravilloso, gran docente y cantor, una persona desinteresada y sincera. Sigue siendo mi guía.
Un poco pensando que quería cantar en público, que es algo que nunca tuve problema, pero sin ninguna perspectiva concreta. Quería mejorar mi técnica vocal que era lo que me había sugerido Santiago Correa. Me acercaron a Oscar como el tipo indicado. Empecé a tomar clases con él a los 17 y así fue durante nueve años. Hubiera seguido.
MP: A partir de eso, ¿Qué caminos fue tomando tu carrera como solista?
La primera vez que canté en público me llevó Oscar. Primero en Bien Bohemio y después en La Ideal, confitería que queda por el centro. Se fue dando. Empecé a estudiar canto sin perspectivas de nada, y se te impone la necesidad de presentarte en público.
Luego comencé a acercarme de a poco a movidas de jóvenes que hay en milongas, en el Club Premier en Caballito, por ejemplo, donde conocí varios guitarristas. De hecho, el primer proyecto en el que empecé a trabajar surgió con un guitarrista que conocí ahí y de quien pronto me hice amigo, Rodrigo Ruiz Díaz. Con él formamos un dúo y, armando shows, se empezaron a sumar cada vez más lugares. Tocamos durante dos años y llegamos a grabar dos demos.
Ahora formo parte de la Orquesta Típica de Villa Urquiza, fue algo que surgió el año pasado. Estamos tocando todos los meses, en distintos lugares, próximamente en La Catedral y después en milongas o festivales a beneficio. De hecho, a fin de este mes vamos a presentarnos en un festival en homenaje a Lucas Cabello, un chico que fue baleado por la policía en noviembre del año pasado. Tratamos de tener cierto vínculo con esos aspectos.
Si hablamos de artistas que han sido referentes, ¿a cuáles podrías mencionar?
Los cantores que me han sido siempre referentes puedo decir Gardel, obviamente, que es el máximo, de quien se aprende todos los días, así como también Edmundo Rivero. Me gustan muchísimos cantores. Un poco hablando con mi profesor, quien me hizo escuchar mucho, fui descubriendo artistas que tal vez ya había escuchado, pero no con detenimiento o bien, no escuchando lo que tenía que escuchar. Cantores como Jorge Durán, Oscar Larroca, Jorge Casal, Héctor Mauré, Floreal Ruiz, todo una serie de cantores de los que uno puede aprender muchísimo.
Respecto a las temáticas del tango, ¿existen narrativas que se sigan retomando independientemente de los distintos contextos históricos? ¿Cómo te vinculas con ellas?
Los tópicos del tango son muchísimos, como en casi todo género popular. Tiene temas universales, el amor, la traición. A mí las letras que más me convocan suelen ser las de la veta dramática. Hay también toda una cuestión picaresca en el tango, más reo, en un sentido jocoso. Temas como los que hacía Jorge Vidal o Julio Sosa. Y después aquellos temas de los grandes poetas como Discépolo, Manzi o Castillo.
Yo creo que también juega mucho con una cuestión nostálgica. Si vos pensás la ciudad de la que el tango habla en el ‘30, en realidad ya no existe. De la misma forma que el resto de tópicos universales, es algo que se va replicando en las distintas épocas y va más allá del contenido, hay una estructura que se repite que no es reaccionaria o conservadora. La ciudad perdida, habla de esa ciudad anónima, uno en un edificio de veinte pisos no conoce a nadie, y así aparece ese lazo social que se va diluyendo. También habló de la fiesta, y el tango fue fiesta. Desde el lugar del canto uno los puede retomar, versionando tangos que hablen de eso sin quedarse en aquello que no permita el vínculo con el presente.
Ahora por suerte hay una movida muy grande de la que uno humildemente trata de participar interpretando o aportando una letrita, de compositores jóvenes, actuales, que tratan de aggiornar el género. Por suerte hay muchos y muy buenos.
Aparte de tu carrera como cantante, sos politólogo y docente, ¿Enlazás de alguna manera tu profesión con la música?
Con los profes de tango de la facultad de Ciencias Sociales hicimos La Verbena de Tango y Sociales, que empezó a mediados del 2014, y la última fue el año pasado. Convocábamos desde la cátedra y los espacios de la facultad. Se hacía en el bar Los Amigos, en Almagro y se llenaba mucho, tuvo mucha convocatoria. Desde ahí tratábamos de romper un poco la lógica espectacular, podía cantar cualquiera.
Siempre trato de rescatar los tangos que ponen fuertemente lo social en el mismo retrato que hacen, sin necesariamente ser “de protesta”. Hay un tango que a mí me gusta mucho “Mi viejo el remendón”, de Alberto Mastra, donde un hombre cuenta sobre su padre, que tuvo que trabajar toda su vida para darle de comer a él y su hermano que dice: “No sé si tuvo tiempo de conocer la vida, por darnos la comida, a soledad y galpón”. Eso hay que leerlo desde un sistema que te hace trabajar para comer. Pugliese, a su vez, decía que el tango era como un libro de quejas del arrabal.
A raíz de esto, ¿cómo ves el futuro del tango como género?
Se van abriendo nuevos paradigmas. Una de las cosas nuevas que veo es a propósito de Alberto Mastra, un artista que no sólo componía sus letras, sino que además las cantaba, algo que en la época de oro del tango no existía. Un letrista y un compositor hacían un tango, salía y después era interpretado desde distintas versiones.
Yo creo que esta es una de las tendencias, cada vez aparecen más “cantautores” que escriben el mismo tango que interpretan, por más que después otra orquesta los reinterprete. Y también se da la mixtura entre los géneros, el candombe, las cosas más sureras, que en realidad estuvo siempre, sólo que hoy se hace más consciente.
¿Sobre próximos proyectos?
Me dieron ganas de escribir nuevos tangos. De a poco uno se va animando, tengo dos tangos escritos y muchas ideas que no sé cuándo se terminarán. A uno le llegó a poner letra mi profesor, Oscar del Río, ahora lo voy a grabar en un disco que estoy planeando sacar el año que viene. La idea es que por lo menos la mitad de los temas sean de compositores nuevos, muchos de ellos conocidos míos, algún tema de mi autoría, y de los temas “viejos”, mi idea siempre fue rescatar obras poco difundidas, poco grabadas, con pocas versiones. No ir por los grandes clásicos. Revolver es algo que siempre me interesó y además, es difícil competir con clásicos grabados hasta en la memoria colectiva. Durante buena parte de mi adolescencia, conocí muchas versiones, tenía tiempo libre y me dediqué a descargar música de Internet y organizar el material por años. De hecho, armé un blog de tango donde trataba de compartir discografías o cd’s completos de tangueros junto a una especie de reseña de las piezas.
Esto se enlaza con otro proyecto que tengo pensado para el año que viene que es formar un programa de radio y con la Orquesta de Villa Urquiza seguir tocando, ahora tenemos seis temas que los grabamos el mes que viene y también seguir dando vueltas por las milongas.
A continuación, compartimos un sitio donde escuchar algunas de producciones de Martín Prestía:
https://martinprestia.bandcamp.com/
María Victoria Varela
(1923)