Alma de Bandoneón
Porque Buenos Aires, no seria Buenos Aires, sin el sonido y la presencia personalísima del bandoneón.
Ya lo decía el gran poeta, nuestro Homero, del Olimpo de San Juan y Boedo:
Con tus teclas dije penas y alegrías
Bandoneón amigo
En tu fueye se amontonan horas mías.
Te acordás el día que escuché
Su dulce voz, pasaron años.
Y seguís en mi destino
Volcando tu cansado son,
Mi bandoneón”…
Porque “el duende de tu son che bandoneón” es Buenos Aires, sinónimo de tango y mucho más. Es historia viva que fluye a través de sus emblemáticos referentes musicales, escritores, compositores e intérpretes. Pero que también se proyecta con la energía creativa de las nuevas generaciones junto a los sonidos y fusiones que brindan inspiración en este tiempo. “Nuevo Ciclo” tuvo el placer de entrevistar a Julio Coviello, un talentoso músico de treinta y tres años, formado en el Instituto Vocacional de Arte y en el Conservatorio Superior de Música Manuel de Falla. Un bandoneonista que conmueve, un digno representante de esta movida que crece y se multiplica día a día en nuestra Ciudad.
NC: ¿Cuantos años de amor al “Fueye”?
JC: Hace dieciseis años que vengo eligiendo el bandoneón como mi mayor instrumento de expresión. Más allá de esta relación subjetiva que tengo, creo que es un instrumento muy identitario de nuestra música. Prácticamente no se encuentra en otras músicas que no sean el tango, el chamamé y nuestro querido folclore. Cuando escuchamos un bandoneón en cualquier grabación, hay cierta sensación de familiaridad.
El ídolo de la bachata grabó un tema con un bandoneón tanguero y al escucharlo automáticamente nos imaginamos a Romeo Santos cruzando la 9 de Julio.
NC: ¿Cómo y de qué manera apareció el tango en tu vida?
El tango estuvo siempre presente. En la radio, escuchando a Hector Larrea. En los discos compactos que iban apareciendo en mi casa (Tita Merello, Roberto Goyeneche, Edmundo Rivero, Julio Sosa, Juan D’Arienzo, Osvaldo Pugliese)
Después lo elegí como una lengua viva, una manera de expresarme en contra de la tendencia homogeneizante de la “Aldea Global” de los ’90.
NC: El barrio, Boedo en particular, ¿qué dimensión adquiere para vos?
JC: Boedo es el barrio donde se criaron mis padres, en sus veredas empezaron a cruzarse miradas, en sus clubes bailaron por primera vez.
Yo me crié en Once, un barrio de tránsito. Y a los 25 años vine para Boedo, donde te das cuenta que Buenos Aires sigue teniendo lugares cálidos donde vivir.
El tiempo no es lo que modifica drásticamente un barrio. Esto ocurre cuando aumenta la cantidad de habitantes, dejas de saludar a tus vecinos y ya no conoces los autos que estacionan en la puerta de tu casa…
Vivir en Boedo, al sur de Garay, me hizo ver que “todo el cielo” que describió Homero Manzi sigue apareciendo cada mañana, con las características de nuestro tiempo.
NC: Se puede decir que estás escribiendo una partitura de síntesis entre el sonido tradicional, característico del tango y los nuevos aires, que de alguna manera también fueron creados y expresados por artistas de la talla de Julio De Caro, Osmar Maderna, AníbalTroilo, Horacio Salgán, Osvaldo Pugliese, Astor Piazzolla, etc…
JC: Tocar música propia y hacer clásicos del repertorio es lo que hicimos los tangueros de todas las épocas, en mayor o menor medida. La búsqueda musical que me interesa es sobre los ritmos del tango. ¿Qué características tiene el tango para que sea una de las pocas danzas populares que no tiene instrumentos de percusión marcando el ritmo?
NC: ¿Cuáles son las influencias más significativas que reconoces?
JC: Si tuviese que elegir una imagen para definir mis influencias más significativas, elegiría esa foto en la que aparecen Fito Paez y Osvaldo Pugliese juntos en la Avenida Corrientes de espaldas al Obelisco. Mucho Rock Nacional y mucho tango. AníbalTroilo, Charly García, AlfredoDi Sarli, Luis Alberto Spinetta, Virus, D’Arienzo, Los Twist, Edmundo Rivero, Tita Merello, Fabiana Cantilo. Sin olvidarme del folclore: Jorge Cafrune, Atahualpa Yupanqui, Zitarrosa, Alfredo Abalos, José Larralde. Todas músicas que disfruto mucho.
NC: Luego de haber pasado por la “Orquesta Típica Fernández Fierro”, y el “Cuarteto”, actualmente formas parte de un trío, llamado “Cañón”… ¿Qué nos podes comentar al respecto de esta agrupación y sus características?
JC: Cañón es un trío que tenemos junto a Nicolás Di Lorenzo y Mariano Bustos. Nos conocemos mucho porque tocamos juntos hace siete años. Viajamos a Francia, Dinamarca, Alemania, México y Bolivia. Organizamos una Milonga todos los Jueves porque nos parece interesante la interacción que hay entre nuestra música y los bailarines de tango. Hacemos temas bien rítmicos, la mayoría propios. Algunos instrumentales y otros cantados. Es como un power trío de tango, bandoneón, contrabajo y piano-bombo.
NC: La poesía tanguera, cuanta belleza, pero también sabemos de textos, desde donde se expone de manera explícita la misoginia…
JC: Hay muchos tangos que se hacen cada vez más difícil de escuchar por el cambio de conciencia que hubo en la sociedad en estos años. Hoy día podemos tomarlos como un retrato del horror, para no olvidar que esto sigue sucediendo, para tomar dimensión del camino de conciencia recorrido por la sociedad. A la hora elegir repertorio, preferimos cantar nuestras letras para cantar en presente. También hemos hecho tangos de Homero Manzi, nuestro ilustre vecino, que no pierden vigencia, no solo por la calidad estética de sus tangos, sino por la vigencia de su ética. No conozco ningún tango de Manzi en el que maltrate a una mujer: “Pensar que puse en tus manos una culpa que era mía” (De Barro) “Sabrá que vivo pensando en ella, desde la tarde que la dejé” (Barrio de Tango) “Solo serás la voz que me haga recordar, que en un instante atroz te hice llrar” (Fruta amarga), “sólo sé que al rumor de tus tangos, Malena, te siento más buena,más buena que yo” (Malena)
NC: Entre tus variadas actividades, también te desempeñas como Profesor en algunos Conservatorios de Música muy destacados…
JC: Doy clases de bandoneón en el Conservatorio Julián Aguirre de Banfield y en el Conservatorio Alberto Ginastera de Morón. Me gusta mucho dar clases.
NC: ¿Qué opinas acerca de la importancia de la enseñanza musical en escuelas primarias y secundarias?
JC: En la Universidad Nacional de Lanús estoy trabajando en la parte pedagógica del Proyecto “Pichuco”, que busca acercar el bandoneón a las escuelas como un instrumento más en el aula de música. A través de tablaturas, cancioneros y juegos didácticos, la propuesta es que el bandoneón pueda aprenderse como parte de un ensamble musical escolar. La idea es retirarlo del altar intocable donde se lo encierra, para que pueda ser más accesible para los niños. La enseñanza musical en las escuelas es muy importante, y si es con un bandoneón puede resultar más que atractiva. Si la suerte nos acompaña, en breve empezarían a aparecer algunos bandoneones de estudio fabricados con el diseño de la UNLA.
NC: ¿Próximas actuaciones?
Todos los jueves estamos organizando Milonga Amapola con “Cañón” en el Espacio Cultural Oliverio Girondo (Vera 572). A las 20 y a las 21 se dictan clases de tango para los que quieran empezar, con las profesoras Natalia Fures y Julieta Falivene. Y a las 23, tocamos con el Trío para que siga la Milonga!
NC: ¿Para todos aquellos que quieran comunicarse contigo, a dónde pueden hacerlo?
JC: A través de Facebook/Julio Coviello.
Algunas frases
…”Elegí el tango como una lengua viva, , una manera de expresarme en contra de la tendencia homogeneizante de la “Aldea Global” de los ’90”…
“Boedo es el barrio donde se criaron mis padres, en sus veredas empezaron a cruzarse miradas, en sus clubes bailaron por primera vez” … “Vivir en Boedo, al sur de Garay, me hizo ver que “todo el cielo” que describió Homero Manzi sigue apareciendo cada mañana, con las características de nuestro tiempo”.
“La búsqueda musical que me interesa es sobre los ritmos del tango.”
“A la hora elegir repertorio, preferimos cantar nuestras letras para cantar en presente. También hemos hecho tangos de Homero Manzi, nuestro ilustre vecino, que no pierden vigencia, no sólo por la calidad estética de sus tangos, sino por la vigencia de su ética. No conozco ningún tango de Manzi en el que maltrate a una mujer”…
“En la Universidad Nacional de Lanús estoy trabajando en la part e pedagógica del Proyecto “Pichuco”, que busca acercar el bandoneón a las escuelas como un instrumento más en el aula de música.”
Como dicen en el barrio, para dialogar o bailar el tango sólo se necesitan dos. Así es la vida, como el amor, y en el bandoneón que abraza Julio Coviello, desde un diálogo intenso, vibrante, de permanente encuentro.
Nancy E.Castellanos
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